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Hacer una presentación frente a posibles clientes, compañeros de trabajo o presentar una nueva idea a cualquier grupo de personas puede resultar a veces angustioso. En el momento en que te levantas, el ritmo cardíaco se acelera, el pulso aumenta, las palmas de las manos sudan... Las presentaciones tienen mucho peso, y a menudo son el factor determinante para conseguir financiación, recibir un ascenso o conseguir un trabajo. Hay que dejar una impresión memorable al tiempo que se demuestran los conocimientos y la competencia sobre el tema. En un mundo en el que la capacidad de atención es cada vez menor, empezar llamando la atención se torna fundamental. Teniendo esto en cuenta, he aquí unos consejos sobre cómo dar en el clavo al comienzo de tu presentación.

Ante todo, se profesional

¿Has oído alguna vez la frase "No juzgues un libro por su portada"? Esta frase se utiliza desde la década de 1860 para recordar que no debemos prejuzgar el valor de algo basándonos únicamente en su aspecto exterior. Pero somos humanos. La gente es propensa a hacer juicios basados en la apariencia. Ciertas situaciones exigen que nos vistamos de forma más profesional y eso incluye hacer una presentación. Recuerda que solemos evaluar a las personas basándonos en lo que vemos y por ende tu primera impresión será determinada a partir de lo que la gente vea de ti.

Empieza con un elemento que llame la atención

Al principio de tu presentación, comienza con un elemento que llame la atención. Lo que quieres es dar a tu público una pausa y una razón para dirigir su atención hacia ti. Tus primeras palabras deben ser pronunciadas con confianza y presentarte como un experto en tu área. Comienza con una o dos frases que contengan información sustancial e intrigante. Una estadística asombrosa puede ser justo lo que necesitas para atraer a tu público. De ti depende convencer a tu público de que vale la pena escuchar tu presentación.

Cuenta una historia 

No podemos dejar de insistir en la importancia de contar historias. Tanto si tu presentación es personal como si está relacionada con los negocios, una historia es más persuasiva, relacionable y memorable que los meros hechos. El comienzo de la presentación es el momento ideal para contar una historia personal relacionada con el tema, pero que ofrezca un elemento emocional con el que el público pueda conectar. Al fin y al cabo, sólo dispones de un corto espacio de tiempo para captar la atención y aunque tu público no recuerde todos los detalles de tu presentación, sí recordará la historia y cómo le hizo sentir.

Evita la memorización

La mayoría puede pensar que memorizar la presentación palabra por palabra es la forma más segura de asegurarse de que se incluye toda la información. Sin embargo, memorizar en realidad aumenta la probabilidad de cometer un error. Intentar recitar exactamente las mismas palabras puede no funcionar en el momento, o una pregunta del público puede desconcertarte y provocar un gran bloqueo mental. Esto no significa que no debas ensayar. Puedes hacer una presentación con éxito sin ensayar palabra por palabra. En su lugar, intenta ensayar con tarjetas de notas de alto nivel y ten en mente los puntos principales de la charla.  Permítete un margen de maniobra en el tema y haz suficientes ensayos con antelación para familiarizarte con el tema y anticiparte a cualquier pregunta u objeción del público.

Aprovecha al máximo tu oportunidad de presentación y pon en práctica estas ideas para asegurarte de que empiezas con fuerza y estableces el tono para el resto de tu presentación, donde obviamente vas a arrasar.