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Mujeres y hombres tienen estilos de liderazgo diferentes: ambos son buenos para las empresas

Mujeres y hombres tienen estilos de liderazgo diferentes: ambos son buenos para las empresas

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by | 30 de marzo de 2023 | Lectura de 6 minutos

Imagen de Unsplash

 

Los líderes exitosos comparten muchos rasgos comunes. Suelen ser inteligentes, ambiciosos, persistentes y organizados, por nombrar sólo algunos. Y aunque tanto los hombres como las mujeres pueden tener estos atributos, cuando se trata de ser líderes eficaces, hay muchas diferencias entre los dos géneros. Puede sonar controvertido, pero existen grandes diferencias entre los líderes masculinos y femeninos. Y, sorprendentemente, esas diferencias son estupendas para los negocios.

 

Dos estilos de liderazgo: transaccional frente a transformacional

Factores emocionales, sociales e incluso fisiológicos contribuyen a las marcadas diferencias entre la forma de dirigir de hombres y mujeres. Y esto se pone de manifiesto en la forma en que hombres y mujeres toman decisiones, reaccionan ante el estrés y gestionan el riesgo. Los investigadores han descubierto que una de las áreas clave en las que se revelan estas diferencias es en cómo dirigen sus equipos.

Las mujeres aspiran a ser transformadoras

Al igual que los líderes masculinos, las mujeres en la cúspide se afanan por alcanzar objetivos. Sin embargo, como líderes transformacionales, su atención tiende a centrarse en cómo se alcanzan esos objetivos. En otras palabras, les interesa transformar a los miembros del equipo durante el proceso de trabajo para que alcancen niveles aún mayores de motivación, inspiración y desarrollo individual.

En lugar de estar sentadas en sus escritorios todo el día, es más probable que las mujeres líderes se comprometan personalmente. Interactúan con los empleados para animarles, apoyarles y asesorarles cuando lo necesitan. Destacan la comunicación y el trabajo en equipo como claves del éxito. También intentan ser una fuente de inspiración para los empleados, actuando como un buen modelo a seguir.

Los hombres tienden a ser transaccionales

Para alcanzar sus objetivos, los líderes masculinos tienden a considerar el rendimiento laboral como una serie de transacciones que deben recompensarse o disciplinarse. Es poco probable que ofrezcan explicaciones sobre sus órdenes; simplemente esperan que los empleados cumplan con sus obligaciones. Es raro que se comprometan personalmente con los miembros del equipo. Normalmente, los líderes masculinos se apartan del personal, dando órdenes y recibiendo actualizaciones de los progresos.

Los hombres tienden a establecerse como la figura dominante en la cima, apelando a los intereses propios de los empleados. Se recompensa a los empleados por cumplir los objetivos y se espera que asuman la responsabilidad cuando han fracasado. A los equipos se les deja hacer su trabajo, y el líder masculino sólo interviene si un problema es demasiado grave para que cualquier otra persona pueda resolverlo.

 

Ambos sexos aportan ventajas distintas al liderazgo

Con el fin de ayudar a las mujeres a competir y triunfar en un lugar de trabajo dominado por los hombres, a mediados de los noventa la Dra. Pat Heim investigó exhaustivamente en qué se diferenciaban los estilos de dirección de hombres y mujeres. En concreto, los relacionó con los mensajes que hombres y mujeres reciben de niños durante sus años críticos de desarrollo, así como con otros factores que influyen en ellos a medida que crecen hasta la edad adulta. Publicó sus conclusiones en Hardball for Women. Actualizada en 2015, su investigación sigue siendo relevante hoy en día. He aquí algunos puntos clave.

¿Cómo se hace el trabajo?

Según la investigación de Heim, desde una edad temprana los niños participan más en deportes de equipo, mientras que las niñas se dedican a "juegos de proceso", como jugar a las actividades de la casa  o de la escuela. Esto prepara a cada sexo para seguir pautas distintas en el lugar de trabajo adulto. Como en los deportes de equipo, a los hombres les gusta la competición entre departamentos y divisiones con un líder claro a cargo de las jugadas en equipo. En cambio, las mujeres se sienten más cómodas participando en actividades en las que no hay ganadores ni perdedores. Valoran compartir ideas, colaborar en los objetivos y ayudar cuando alguien lo necesita.

¿A quién se atribuye el éxito?

En general, los hombres se atribuyen el mérito personal del éxito, mientras que las mujeres tienden a cederlo. Los hombres tienen una inclinación natural a afirmar que el éxito es el resultado de su propia inteligencia, talento y habilidad. Si un proyecto fracasa, suelen culpar a algo que está fuera de su control, como la mala suerte o el mal momento. En cambio, cuando las mujeres tienen éxito, suelen atribuir más el mérito a los miembros de su equipo. Sin embargo, si un proyecto fracasa, tienden a culparse a sí mismas, creyendo que no son lo suficientemente inteligentes o que no trabajaron lo suficiente.

¿Cómo se resuelven los problemas?

Esto concuerda con los estilos de liderazgo transaccional y transformacional. Normalmente, cuando se enfrentan a un reto, los hombres en una posición de liderazgo analizan sus propias ideas sobre lo que hay que hacer. Como persona que está al mando, se consideran responsables de tener todas las respuestas. Por el contrario, las mujeres piden consejo a los demás y sopesan sus aportaciones antes de ofrecer una solución. Su enfoque general de la autoridad significa que no se sienten amenazadas si implican a otras personas en el proceso de resolución de problemas.

¿Quién manda?

Al igual que en los deportes de equipo, en donde manda un entrenador, los hombres tienden a valorar seguir a un líder que da órdenes directas y no acepta desacuerdos. Valoran una estructura jerárquica porque proporciona claridad a la hora de delegar tareas y responsabilidades. En cambio, las mujeres valoran un entorno en el que todo el mundo reciba un trato justo. Por ello, valoran más la igualdad de condiciones. Suelen aspirar a crear un ambiente colegiado en el que todos tengan un sitio en la mesa.

 

Convertirse en un líder completo

Al comparar las cualidades únicas de los estilos de liderazgo masculino y femenino, queda claro que ambos aportan valor al lugar de trabajo. Tener amplios conocimientos sobre cómo cumplir eficazmente los objetivos significa estar dispuesto a salirse ocasionalmente de los roles de género para hacer el trabajo. Tanto si eres hombre como mujer, si quieres ser un líder más transaccional o transformacional, aquí tienes algunos consejos:

Para ser más transaccional, brinda a tus empleados instrucciones claras sobre cómo cumplir sus expectativas. Sitúa las tareas en un marco estratégico para que los empleados conozcan la importancia de su trabajo dentro del equipo. De vez en cuando, introduce un poco de competición amistosa para hacer más emocionante el lugar de trabajo.

Para ser más transformador, dedica tiempo a conocer a tus empleados. Utiliza lo que aprendas para inspirarles y motivarles a alcanzar sus objetivos personales y profesionales. Muéstrate abierto a las opiniones cuando asignes tareas y no tengas miedo de pedir opiniones cuando intentes resolver retos.

 

Lo más importante: versatilidad en la cima

En el mundo laboral moderno, los líderes de éxito se definen por su capacidad para lograr cambios positivos significativos. Aunque las mujeres y los hombres dirigen de forma distinta, cada uno aporta activos igualmente valiosos al liderazgo de una organización. En última instancia, los estudios demuestran que la diversidad de género en la cúpula directiva aporta a las organizaciones un crecimiento más rápido y sostenido a lo largo del tiempo.

En otras palabras, las organizaciones no sólo se benefician cuando contratan a más mujeres para puestos de liderazgo, sino también cuando esas mujeres tienen libertad para ser ellas mismas. Al invitar a las mujeres a participar en las conversaciones de liderazgo, las organizaciones abren la posibilidad de resolver los problemas de nuevas maneras y abren nuevas puertas a la satisfacción y el compromiso de los empleados. Para ser líderes exitosas, las mujeres no deberían tener que renunciar a sus impulsos naturales y comportarse como hombres.

 


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